De la India nos fuimos a Sri Lanka, allí nos esperaban la orden de Jesuitas para proporcionar formación en sus centros vocacionales. La primera parada fue en los campos de té de las montañas centrales de Sri Lanka.
Allí tenemos a la orden de los jesuitas haciendo un excepcional trabajo de formación a los trabajadores de los campos de té. En el siglo XIX los ingleses trasladaron miles de gente para trabajar en estos campos. La mayoría de la población provenía del estado de Tamil Nadú.
La situación de los trabajadores de los campos de té es preocupante, ya que sus condiciones de vida no son buenas. Viven en las propiedades de los campos de té, sin un lugar adecuado y siempre condicionados a tener que trabajar en los campos.
Tuvimos la oportunidad de visitar uno de estos poblados, vimos las condiciones en que vivían, nos invitaron a una de las casas para tomar una taza del té que cultivaban y cosechaban allí. Estaban muy contentos de podernos ofrecer lo que tenían, de pasar un rato juntos, disfrutando de su hospitalidad.
También visitamos la escuela del poblado, llena de niños sonrientes, esperándonos para jugar!!! Hicimos un taller de teatro para ellos, y se entregaron desde el primer minuto!!! jugamos juntos, reímos, disfrutamos y compartimos…
Para nosotros es plena satisfacción, compartir y que los niñ@s disfruten sin contención, libremente, descubriendo, aprendiendo, entregados… Pura inocencia!!
De vuelta a Hatton, empezamos los talleres en el centro vocacional. Nuestro contacto fue el padre Prem. Los alumnos eran variados, desde profesores de inglés, costura e informática, a los propios alumnos del centro.
La formación fue intensiva durante 3 días, con 32 personas, todos con ganas de aprender y compartir con nosotros. Como siempre al principio nos dimos el tiempo necesario para conocernos y conectar, descubrir lo que estábamos haciendo allí, pero a medida que la formación avanzaba todos se involucraban más y más, dedicados a crear, a imaginar y descubrir nuestros potenciales, aptitudes y talentos…
No tardamos mucho en conseguir ser uno, en estar todos dispuestos a todo y compartir cada segundo dándolo todo…
Al acabar los 3 días concluimos los talleres con gente muy contenta, no por haber acabado sino por la experiencia vivida, nos lo agradecieron, y la valoración fue excelente… Ellos contentos y nosotros felices… Al final nos fuimos con regalitos que nos hicieron, entre otras cosas un quilo de té de Hatton, un valioso tesoro que aún saboreamos a diario… Muchas gracias!!!!