La siguiente colaboración programada en Delhi ha sido con CanSupport, una organización que da asistencia a los enfermos de cáncer sin recursos. Les proporcionan alimentos, medicinas y algunos extras que les pueden cambiar la vida.
También preparan un Day Care semanal para cada grupo, niños, adolescentes y adultos. Allí realizan meditación, hacen actividades con voluntarios, les dan medicinas y consejos médicos además de proporcionales algunos bienes comestibles.
Nosotros sabíamos que íbamos a actuar en el Day Care, para niños el lunes, adolescentes el miércoles y adultos el viernes. El problema era que no sabíamos en qué consistía un Day Care. Creímos que sería en la planta de un hospital, y que deberíamos hacer payaso de hospital.
Así que contactamos con nuestra amiga Elena Donzel, que es una gran artista y que entre muchas otras habilidades, tiene gran experiencia como payaso de hospital, en Payasospital de Valencia. Ella nos dio todos los consejos que pudo para que planeáramos las acciones, con el debido respeto y delicadeza… y de verdad que ser payaso de hospital no es nada nada fácil… Desde aquí queremos transmitir toda nuestra admiración a los profesionales que realizan esta labor.
Y por fin llegó el día, encontramos el sitio sin demasiados problemas, subimos las escaleras hasta llegar a la sala y allí ya nos hicimos una idea de cómo iba a ser. Se trataba de una sala grande, cubierta de alfombras de mimbre donde se sentaban las madres con los niños enfermos.
Allí haríamos lo nuestro durante 1 hora y media. Nos esperábamos tener que interaccionar en diferentes espacios, pero no era el caso, todos estaban en un mismo espacio, así que podíamos hacer nuestro número Suspirando Pinceles… Y así lo hicimos.
Empezó la música y salimos a escena. Los niños ya empezaron a reír, algunos se les veía con ganas pero con poca energía, así que intentábamos dirigirlos más atención, y se notaba en sus caritas, de repente desprendían un brillo de confort, se les abrían los ojos y su sonrisa se mezclaba con su dolor…
Una sensación que aún recordamos, nos reconforta a la vez que nos pesa. Los niños más activos no podían quedarse sentados, se levantaban, se acercaban, los sacábamos de voluntarios, todo con una sonrisa de excitación, de emoción.
Al finalizar del número seguimos con unas marionetas de dedo que aún no habíamos utilizado en todo el viaje. Intentamos crear una historia pero no fue fácil, rápidamente se abalanzaron a cogerlas de nuestros dedos, no tenían ganas de estar sentados mirando… ellos querían acción!!!!
Y así pasamos el resto del tiempo, jugando a crear sus propias historias, a luchar contra dragones y a hacer volar a todos los personajes de un lado al otro de la sala…
Y se acabó el tiempo, los niños más alborotados no paraban de jugar, con muchísimas ganas de explorar, y los que no tenían mucha energía estaban recostados disfrutando con las historietas que creábamos juntos. Los vimos felices después de una mañana con los payasos… aiish… que bonicos son…